Del poemario "Cuaderno para Miguel [Oteizas]", San Sebastián, Bermingham, 2008

habitación 258

a padre y madre

mi padre fue un buen hombre del perú
nevaba y no hizo caso nadie
pero mi padre era el mismo hombre bueno del perú
por una ochena negra le llenaban en arguiñano
de caramelos los bolsillos en bujanda
nunca estuvo en despachos de poetas
del bombo
visitó alfareros
botánicos
cuando tuvo dificultades siguió luchando
madre murió como si las cartas se espaciaran
consta que jamás perdió la fe
hijos que no nos mande Dios
todo lo que podamos soportar
un lunes
se rompió la pesa del telar de madre
y la arregló el mismo hombre bueno del perú

soledad b



nos dejamos decir todo va bien
sigo androcanto y sigo
nos vemos en cien años
sigo androcanto y sigo
porque todo está bien
los buriles de isturitz mejoran con las estaciones
las azagayas en su sitio
en su pedestal las camarillas de poetas
que se reparten premios y prebendas
y ya no disimulan para qué
el eslabón perdido no es humano
pero de los orios abajo
se le veneciaron tantos sueños
que el agua le llegaba a las rodillas
te puedo dar un abrazo de verdad no sé dar otros
no sé si eso valdrá para salvarte