UNA
CUESTIÓN DE ORDEN |
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¿Salvará la belleza al mundo? Veo
el mar, la luz, las nubes, y me siento
acogido. Lo eterno en el momento,
lo infinito en el tiempo deletreo.
Pero también lo bello al ajetreo
del mundo se somete. Ya el lamento
de la fugacidad –burlón, violento-
vocifera que el mundo es breve y feo.
¿Más alta la mirada? No, más honda.
Que sepa atravesar el decorado.
Que los ojos encuentren quien responda
y lo bello consienta en ser llamado.
El mar, la luz, las nubes fugitivas
ya son signo de Dios en sus derivas.
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