AMANÉCEME
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El fuego del amor que nos cubría
humedeció las sábanas silentes,
y en el sudor perlado de las fuentes
amaneció sonriendo el nuevo día.
Los cuerpos en desnuda cercanía
danzaron sus cadencias más ardientes,
y fueron nuestras ansias transparentes
al cielo de una hermosa fantasía.
No hay duda que el amor es la bengala
de todos los amantes de la tierra,
confiamos en sus brazos nuestras alas,
con manos misteriosas nos aferra,
el cielo sus placeres nos regala,
y un tul de sentimientos nos encierra.
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