ALBEDRÍO
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Que el velo de mi templo
torna en danza al arrullo de sisellas,
al brillo de la racha cenital
y a la estirpe dotada de luceros.
El velo de mi templo
es urdimbre de seda, de magnolias,
y tules con azúcar y delirio;
no dudes franquearlo,
se equilibra en el filo del cabello,
y en las horas de lágrimas y risas.
No temas, es frontera
entre tus arrebatos y mis sueños,
tu caña de pescar que se cimbrea
entre los atolones, en su hondura,
y las branquias que saben de agonía
a ras de mis sandalias a mi frente.
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El velo de mi templo
sabe las marejadas
de los cárdenos mares sublevados,
en sus fueros internos…
El velo de mi templo
contiene el sedimento de las horas
al borde de la arena:
mutilados relojes convertidos
en chatarra sin tiempo,
soliloquio de tumbas
en este columbario donde habita
la castidad absurda
sobre tanta tibieza
de lecho desnutrido,
allá donde fondean las palabras,
acaso bajo el heno
que atesora el sudor de los minutos
de estrellas marineras, lupanares
despintando grafías
y deleite encubierto
en pechos y costados
por caricias que saben de gorriones,
amapolas, y nidos, y quimeras
al calor y al aroma de incendio.
El velo de mi templo te consiente
descorrer su cortina,
asomarte a su dios
cuando el alba le quita las custodias
a los cuerpos desnudos
y pone nuevo albor en las estancias
del alma enamorada.
Y hoy vienes, amante, a manos llenas
anhelando impregnarme con tu néctar
No se quiebre tu voz, ni tu alharaca,
no tiembles, ni cuestiones,
ni vaciles el tacto precedente.
Te ofrezco la cosecha. La vendimia,
desde el génesis mismo
que requiebra el confín de la memoria,
desde el mero quicial
donde el mundo trepida
allá dentro del hombre.
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Selección de poemas escogidos de
© Julia Gallo Sanz, cedidos amablemente
por la autora, para su publicación en la revista
mis Repoelas:
Edén ~ : ~ Albedrío
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