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la radio, un Concierto Barroco se deshila.
en armónicas voces y cálidos arpegios.
Es domingo. La hora del desayuno. Estamos
sentados a la mesa (y en pleno) la familia.
El olor a café y a tostadas anuncia
que hoy no hay prisa. Podemos desayunar con calma,
iniciar un coloquio en el que somos cuatro,
alargar este rito feliz de cada fiesta...
La música se expande, nos toma de la mano
y conjura de pronto el gris de la semana.
El tiempo, mientras tanto, mueve su rueda y pasa
sin que pueda llevarse con él tanta armonía.