ATMÓSFERA HOPPER
En la austera habitación
de un antiguo hotel neoyorkino
una mujer desnuda y de perfil
miraba a través de la ventana abierta
qué estará mirando
imaginemos que
algunas nubes blancas
se desprenden de ese cielo que las contiene
hasta caer sobre el ebrio mar de la irrealidad
como si fueran ángeles sedientos
el viento apurado de la noche
dispara su aire frío que la estremece
con la desnuda sensación
de sentir mojados los pies
al cerrar la ventana un inesperado vértigo
inclina su cabeza golpeando el vidrio donde
se duplica la imagen
deja pasar algunos segundos se viste con cierto cuidado
y sale de todos los espejos de su habitación
al bajar por esas escaleras
se encuentra con una mujer que extrañamente se le parece
quien sube pensativa como si alguien la estuviera esperando
algo sorprendida intenta hablarle
pero el ruido lejano de un presentimiento la detiene
a dónde se irá es la pregunta que deja escapar
como una bocanada de humo
afuera el sospechoso vacío de la noche
la recibe entre los fríos paréntesis de la callada
vida
mientras la luna se va perdiendo en la agreste lejanía
donde desciende premeditadamente el olvido
otra vez se desperdician los pasos del tiempo
y la desolación de la muerte arroja sus cenizas a las
veredas
para que nadie vuelva a caminar sobre ellas
una noche cualquiera de 1942
al llegar a la esquina donde está el bar Phillies
observa que adentro hay cuatro personas y un gato que sólo
ella ve
allí la mujer pensativa busca establecer una conversación
al lado de un señor que al entrar
aún no se ha quitado el sombrero
como si se conocieran
como si la consoladora tregua del aire de los recuerdos
los señalara discretamente
la mujer desnuda y de perfil
cree reconocer al señor del sombrero negro y pies grandes
dice que se llama Edward Hopper
es pintor y todas estas noches viene como si no estuviera |