Podría decirse que con ánimo clandestino,
pues no es hasta 1976 cuando aparece publicado su primer poema
en la revista Indicios, editada a multicopista
junto por un grupo de amigos interesados por la poesía.
En 1977 un buen amigo le publica, en edición no venal,
Vosotros sois poetas.
En 1979, recibe el Premio Rafael Morales, convocado por el
Ayuntamiento de su ciudad, por Segunda soledad,
libro publicado un año más tarde en la Colección
Melibea.
En 1980 obtiene el Premio “Ciudad Santo Domingo. de
Madrid”, en su primera convocatoria, con Donde
el amor se llama soledad, publicado en 1981 en la
colección “Proa Cultura C.S.D.” de Madrid.
En 1982, publica en la Colección La Troje, que edita
el “Colectivo La Troje”, del que forma parte junto
a los poetas y amigos, Sagrario Pinto, Alfredo J. Ramos y
Antonio Rubio, y el periodista Agustín Yanel,el libro
Constancia de las lunas.
Dos años más tarde, se le concede un accésit
del Premio Adonais por su poemario Del verbo y la
penumbra, obra que aparece en 1985 dentro de la conocida
colección de Ediciones Rialp.
A partir de este momento, y, fundamentalmente, por motivos
laborales —durante treinta años ha trabajado
en una entidad bancaria— su labor creadora pasa por
largas temporadas de silencio, si bien, algunos de los poemarios
que escribe los da a conocer en pequeñas y cuidadas
ediciones artesanales que él mismo confecciona y que
reparte entre familiares y amigos. Entre éstas cabría
resaltar: Jardín de luz (1996), Dédalo
(1998) o Veinticinco poemas en Carmen (1999).
Así como otros textos, escritos como puro divertimento,
entre los que se encuentran Cocinetos (2002),
sonetos que recogen variadas recetas de cocina; o Historias
de Gila versificadas por Miguel Ardiles (2005), variaciones
en tercetos encadenados sobre algunos de los monólogos
más famosos de ese maestro del humor que fue Miguel
Gila.
Poemas suyos han aparecido, entre otras revistas, en La
Trainera, de Marbella; Hermes, de
Toledo o El Cobaya, de Ávila, y ha
sido incluido en diversas antologías de poetas toledanos
y manchegos.
En 2011, Ediciones Trébedes, de Toledo, publicó
su libro Fragmentos de inventario, primer
libro en prosa que da a la imprenta, y en el que reúne,
a modo de sucesivas estampas, algunos recuerdos de infancia
y juventud.
|