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Gracias por todo a los timoneles, a todos los guías
y a la sabiduría de la vida. Todos debemos luchar por
esa vida, que solo se puede encontrar dentro de nosotros y
alejarnos de las borrascas de los azares. Dejémonos
seducir por su belleza, pero no caigamos en sus engaños,
ni nos dejemos convencer por los llantos a mares.
Del ayer hoy quiero despedirme. Partiré desnudo, con
sueños, pesadillas y lágrimas en el corazón.
Un beso para todos. Cuando regrese, ya nunca seré el
mismo. Simplemente deseo y necesito rodar. Encontrar respuestas
en el frío, en la hambruna y en la soledad.
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NECESITO
SENTIR LOS LABIOS DE LA VIDA (II) |
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Jamás
pude entender la prostitución de tantas personas que
traté con afecto. Una persona ingrata intentará
robarte hasta el anillo de la mano con el cinismo murtano
de los chacales. No sé que clase de valores manejan,
ni que clase de sangre les corre por las venas a los animales
de sangre fría.
No es el odio el que debe empuñar la justicia con las
manos, ni la indiferencia lastimera; esos engendros no valen
ni merecen la pena, por ser la escoria que contamina las aguas
de la bahía. Me trasboco sobre el sosiego murte de
sus espíritus, porque tendrán un destino peor
que el de las ladillas.
A los que me aman y me han conocido, solo les pido una oración
y que me acompañen en espíritu en esta loca
aventura, como es el hacer camino en la vida. He decidido
romper cadenas y liberarme de absurdas camisas de fuerza.
He decidido renunciar a todo, para descubrir nuevas respuestas.
Intentaré descubrir versos más sentidos e identificados
con la realidad. Tratemos que nuestros versos sequen las lágrimas
de otros; que sean la reencarnación sagrada de la esperanza,
de la alegría, de una sonrisa, de la voz capitana de
las ilusiones azules. Si convertimos nuestros pensamientos
en mercancía, jamás conoceremos la inmortalidad.
No quiero ser más sombra ni estorbo. No soporto el
verme convertido en el hazmerreír, en la burla y ser
tildado de perdedor por estar clavado al temor, como los que
no saben volar. Voy a recuperar el alma y la sonrisa, soltándole
la cabellera al viento. Voy a intentar reconstruir con quienes
todo lo han perdido; es como vivir el amor escribiendo versos
y ese no es el amor, así el amor dicte los versos.
Solo el amor nos hace humildes cuando nos ilumina; el amor
es rio, camino y mar. Voy a abrir mi propia carretera. Necesito
reencontrarme con el espíritu de muchos seres queridos.
Sé que es doloroso renunciar a lo que se ama, cuando
se descubre tarde. Cuando llegue la muerte a nosotros, debemos
dejar que todo nuestro amor, nos conduzca a Dios. Todo en
la vida nos llega como una experiencia o un momento más
para vivir, conocer o experimentar, ¡hasta la muerte!.
Por tener un corazón vagabundo, perdí las sandalias;
ahora tendré que andar descalzo sobre el mar y la tierra.
En las noches desoladas imagino delfines rosados saltando
por el cielo; como las mujeres que desafían con sus
cuerpos las miradas de verano del mar.
No me busques. Regresaré. Simplemente necesito andar
un poco en solitario. Solo en la soledad un espíritu
afligido puede encontrar un poco de tranquilidad. A veces
es bueno o necesario, el contar de un espacio o lugar casi
propio, donde puedan sanar en paz nuestras heridas; sin embargo
la soledad a veces es aliada de esa aflicción que nos
genera dolor o nos aprieta el corazón sin piedad. Nuestras
vidas son pequeños mundos solitarios, separados por
paredes invisibles de los mundos de otros hombres; es como
si cada uno tuviera que sobrevivir en el olvido. El egoísmo
levanta paredes absurdas y nos pone en guardia a los unos
contra los otros. Confrontemos nuestros pensamientos y palabras
con la realidad, para ser congruentes con el discurso de nuestros
pasos. Necesito aire y alas para poder navegar; sentir la
piel y los labios de la vida.
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No renuncio a nada; sencillamente quiero que me arrastre el
viento, mar adentro, como los sueños de las velas muertas
o rasgadas por los arpones de las tormentas. Necesito que
mi piel se libere de tanto dolor, de tanto sufrimiento, de
tantos silencios. Que se desprenda toda la escarcha de la
luna y se detenga el crepúsculo que se esparce por
mi alma, mientras se deshiela el cantar submarino que se tragó
mi tristeza.
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No deseo que me vuelva a incendiar el veneno de la soledad.
Te espero en el invierno en una esquina para agitar mi impetuoso
cuerpo contra tú desolación. Un violín
interpreta la música de nuestra nueva vida. ¿Recuerdas
a las rosas que sembramos en las nubes?. Oremos para que no
llueva más fuego sobre nuestras vidas, ni la fealdad
sea nuestra compañera. Desnudémonos de las movedizas
estrellas de nuestros pensamientos y despertemos con la luz
que nos extiende su mano para levantarnos. Declinemos nuestras
máscaras a favor de nuestra felicidad, porque la felicidad
es un goce de libertad. No perdamos más el tiempo inventando
paraísos. Soy un quimérico demonio que tiembla
frente al fuego de tú carne.
No necesitas de espuelas para entrar a la fiesta. Nunca dejes
que se marchite el encanto de tú sonrisa. ¿Recuerdas
cuando íbamos y volvíamos, como un barco embriagado
en un delirante mar?. Ayúdame a liberarme del dolor
y de los sufrimientos por tantos silencios. Zarparé
al alba, solo, así pierda a mi amante; se nos pasa
la vida descubriendo y navegando mares; siempre hacia puntos
en el Norte, Sur, Oeste o Este. ¿Será verde-azuli
el mar en el cielo?. ¿Habrá palmeras cantoras,
flores y luceros? ¿Sirenas con pechos de ensueño
para deshojar? ¿Hasta cuando debemos remar en el viento,
los corazones guerreros? |
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