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VARIACIONES
EN TORNO AL POEMA
“LA NAVAJA DE OKHAM” 0 UN BREVE POEMA TITULADO

Pero
entonces –me atreví a comentar-,
aún estáis lejos de la solución…
-- Estoy muy cerca, pero no sé de cual.
-- ¿O sea que no tenéis una única respuesta
para nuestras preguntas?
-- Si la tuviera, Adso, enseñaría teología
en París.
-- ¿En París siempre tienen la respuesta verdadera?
-- Nunca, pero están muy seguros de sus errores.
-- ¿Y vos? –dije con infantil impertinencia-.
¿Nunca cometéis errores?
-- A menudo, respondió.
Pero en lugar de concebir uno solo,
imagino muchos, para no convertirme en esclavo de ninguno.
Umberto Eco
Fobos y Deimos
juegan en rededor del torreón.
En el torreón
hay una rosa necesaria
una rosa sin nombre
y una rosa sin nombre
apenas subsiste,
una rosa sin nombre
no se puede nombrar
y si la rosa no se nombra
no existe la rosa.
Y sin embargo, yo percibo su olor.
Non in commotione, non in commotione Dominus ¿Cómo
nombrarte, entonces?
Tú serás Cecilia, la dama del armiño,
en tanto las entrañas del caballo del duque Sforza
no conozcan la caricia de los metales fundidos.
Tú serás Virginia tras la ventana,
mientras alguien en Padua
mire la luna.
Sor María Celeste serás
escribirás una carta
y yo hurtaré una lámpara para la mayor gloria
del señor
y velaré por el adarve en busca de tu nombre
y con tu nombre desentrañaré el secreto de la
luz
y con la luz alcanzaré los pétalos que mercurio,
el mensajero
le dibujó al sol.
En el torreón
hay una rosa necesaria
una rosa sin nombre
y una rosa sin nombre
no se puede nombrar
y si la rosa no se nombra
no existe la rosa.
Hay demasiada confusión aquí. |