|
HOJAS
DE BRONCE Y PLATA
Hojas de bronce y plata
que al caer despeinan
esta calle de soledades,
como cigarros,
decadentes y sin aliento,
al hundirse, sin gemir, bajo las suelas
Charcos donde la ciudad se refleja
como un mar roto
en pequeñas olas inertes,
como la muerte,
en si misma reflejada,
o como la muerte a solas con su imagen.
Respirar frente al aire frio
que todo lo penetra
como exhalar la vida a pedazos,
como se va el vaho en los cristales
disimuladamente
y sin recuerdo.
Caminar frente a frente,
pero siempre al contrario
es no reconocer los gestos
que ya damos por innecesarios
o simplemente
por indiferentes.
La indiferencia, el olvido,
hace de este invierno tan común de todos los días
un invierno en tierra de nadie,
en el exilio, no en el destierro,
en esta tierra de nadie y de todos al mismo tiempo |